lunes, 3 de septiembre de 2012

Carta que nunca fue enviada

Eres algo más que mi guía, eres la luz que me ilumina y por ti recorrería tu reino cada mañana para recogerte las flores más bonitas y despertarte así, lleno de colores. Porque un sol como tú merece brillar como la mejor estrella. Cosa que eres para mi, tu sola presencia me hace sentir que estoy en el cielo. Porque no hay lugar en la tierra donde podría imaginarte sin que estuvieras fuera de contexto.

Eres una musa, eres mis sueños y sentía la necesidad de hacértelo saber, porque es justo.
Porque no quiero que dudes nunca de lo maravilloso que eres ¡Créetelo por favor! Para mi eres indescriptible y no sabes hasta qué punto. No tengo palabras para definirte y me pregunto cómo podría convencerte de que es cierto todo lo que te digo. Pero no sé qué decir para que te creas lo que siento por ti.

Supongo que hasta la mismísima perfección me tendría envidia por haber estado a tu lado, porque compartir un momento contigo es más que perfecto; es único.

Y además, tu me hiciste sentir magia, aunque no esté contigo...
Te llevo en el corazón

Sé que no estás solo, sé que tú también recuerdas, te esfuerzas y es normal. Guardo todo lo bueno, olvidé lo malo. No te escribo para nada diferente; parte tuya me ha enseñado a crecer.

Te dejo con tu vida, tu trabajo, tu gente, con tus puestas de sol y tus amaneceres sembrando tu confianza. Te dejo junto al mundo derrotando imposibles, seguro sin seguro. Te dejo frente al mar descifrándote a solas. Sin mi pregunta a ciegas, sin mi respuesta rota. Te dejo sin mis dudas pobres y malheridas, sin mis inmadureces, sin mi veteranía. No creas, nunca creas este falso abandono, estaré donde menos lo esperes... Por ejemplo un árbol añoso de oscuros cabeceos, estaré en un lejano horizonte sin horas... Y ojalá pueda estar de tu sueño en la red esperando tus ojos.

Resumiendo estoy hundida y radiante. Quizá más lo primero que lo segundo y también viceversa.
Supón que fuimos felices, que fue verdad. Que hubo noches frías pero de alguna forma estábamos juntos. Que no soy nada sin ti y que mis ojos gritan por verte.
Cuéntame un secreto; lo busco, una historia; la necesito, escuchare atentamente y me quedaré toda la noche. Supón que me equivoqué, que estás aquí y que pude recoger todas tus lágrimas.
Supón que esta pelea ha terminado.

Sé que no vendrás, sé que ya no estás. Aquel día cuando un beso marcó nuestra despedida, quizás para el resto de nuestras vidas. Es triste hablar así...
Lo sé, nunca supe de tanto en mi vida: sé que no estoy allí. Nunca mi intención ha sido ofenderte, nunca soñé con quererte ni con sentirme de esta manera. Mi aire se acaba como agua en el desierto; mi esperanza de vivir eres tú y no estoy allí.
¿Y porqué no?
Te preguntarás
¿Y porqué...?

No hay comentarios:

Publicar un comentario