martes, 24 de agosto de 2010

Ese día.

El día, cuando llegues forzando una sonrisa... Intentando ordenar esas palabras que tan incomodas se vuelven mientras pasa el tiempo… Ese día dime que todo lo que hemos vivido hasta ahora ha sido una mentira, que tus sentimientos jamás tuvieron la más mínima intención de cruzarse conmigo, que quieres irte lejos, lejos de mí, de ti, de nuestro alrededor, de los recuerdos. Dime que nunca quisiste llegar a donde llegaste, que fue una pérdida de tiempo, que conocerme no fue ningún beneficio… Y por último, por favor, quisiera pedirte también un ‘’no vuelvas, no me busques’’

Y no volveré, procuraré por todos los medios no cruzar contigo, guardar mi dolor por dentro como algunos siempre hacen, ignorar comentarios tontos o hirientes de personas. Y de alguna manera intentaré desaparecer de tu vida, para siempre.

Tú extrañado, te estarás preguntando el porqué de todo esto… Aunque es más sencillo de lo que puedes creer.



Amor, no habría otra forma para olvidarte y menos aún para dejar de quererte.

domingo, 15 de agosto de 2010

Siempre ahí

>¿Por qué razón vuelves?

-Nunca me he ido, soy parte de ti.

>Eso no es una respuesta. De todas formas, no te necesito.

-Te equivocas.

>¿Qué tienes de bueno? Sólo me provocas dolor

-Sin mí no sacarías coraje de vez en cuando, ni las ganas de luchar. Sin mí no sabrías si tus sentimientos son de verdad. Sin mí, no serias más feliz que ahora.

>¿¡Pero por qué sigues aquí a pesar de que te odie tanto!?

-Porque conmigo cariño, experimentaras de los sentimientos más desagradables hasta los más espectaculares de tu vida. Ni un millón de personas podrían imaginárselo. Ten paciencia.

Lo detestaba, pero nada podía hacer por evitar que se metiese en mis cosas de vez en cuando.

domingo, 8 de agosto de 2010

Feelings

No me preguntes como, pero lo supe. Tan rápido como tus ojos fijos se clavaron en ese punto del que tanto habías oído hablar... El punto que de algún modo, de alguna manera, era yo.
Un cosquilleo recorrió todo mi cuerpo desde las puntas de mis pelos hasta los dedos de mis pies. Lo supe, eras tú, estúpida inigualable... Rabia, dolor e impotencia era todo lo que nos rodeaba a ambas. Sí, a ti y a mi, ignorante de la verdad.

Ahora me voy. Quizá para no volver a verte más o quizá para que el destino nos vuelva con otra jugada de las suyas. Pero antes querida mía, deberías saber que te conviene despertar de ese mundito en el que te han criado.

Firmado: Sangre de tu sangre.

jueves, 5 de agosto de 2010

Realidades.

¿Y ahora? ¿Ahora estas bien? ¿Sientes que usaste las palabras correctas? ¿Para qué demonios intentas parar el estúpido efecto mariposa que has provocado? ¿Creíste en algún momento que podrías arreglarlo de verdad? Quieres quitarte esas sogas que están tan aferradas a ti, pero, ¿Te has parado a pensar que tal vez NO HAY cuerdas?

Demasiado tarde, se acabó la partida. Loser.



Y haznos un favor: no vuelvas por aquí.

domingo, 1 de agosto de 2010

Aunque el cielo se caiga.

A un lado: la organización de mis días. Al otro: la parte más cansina y aburrida de esta vida. Al frente, lo que me mantiene viva; mi fuerza, mi corazón, mi musa, mi todo.

Únicamente, tú.

Historia de una bailarina (lll) 2º parte. Final

La profesora dio por finalizada la clase con dos sonoras palmadas. Todas las chicas se dejaron caer al suelo agotadas. Menos Abbie, que inmediatamente se dirigió hacia los escalones que bajaban de la tarima, donde yo me encontraba. Parecía estar tan fresca como antes de empezar a ensayar.

Bajó los escalones con esa gracia suya y se plantó ante mí. De cerca era incluso más guapa.

-Ho-hola- dije. Sentía la lengua como un trapo.

-Hola- me respondió ella apartando la mirada durante un segundo. -¿Y…bien?- preguntó con cierta impaciencia.

En aquel mismo instante todo el discurso que tenía preparado pareció esfumarse de repente. En su lugar sólo acerté a balbucear un:

-Me…gustó mucho tu actuación el otro día-. Traté de sonreír, pero en su lugar sólo me salió una estúpida mueca que acentuaba mi imagen de idiota.

-Oh… gracias- me respondió con una leve sonrisa-.Eres… muy amable.

-Sí, bueno, yo…- “Mierda”, pensé. Aquello no iba como tenía planeado. Así no iba a poder decírselo…

-¿Tú…? –me instó a continuar. La voz de su profesora llamándola nos sobresaltó a ambos-. Oye… tengo que seguir ensayando. Si no quieres decirme nada más…

-¡No! Yo, bueno, quería decirte que…- de nuevo los nervios me cerraron la garganta.
Se volvió a oír la voz de la profesora reclamándola, esta vez con más insistencia.

-Oye… tengo que irme. Gracias por venir a verme y… por los zapatos. Ya… nos veremos en otra ocasión.

Se dio la vuelta y se encaminó hacia el escenario de nuevo. Y con ella, se iban todas las esperanzas que había albergado desde el momento en el que vi sus zapatos allí tirados. Todo por mi cobardía.

No podía acabar así.

-¡Espera!-grité a la desesperada, haciendo que se girara sobresaltada. Me acerqué a ella y le sujeté la cara con ambas manos-. Tienes algo en la cara. Déjame un segundo…

Le coloqué los pulgares sobre ambos párpados y ella los cerró, algo reticente. Le froté suavemente las pestañas un par de veces hacia abajo. A la tercera, le sujeté con toda la delicadeza posible las pestañas y, haciendo acopio de valor, la besé.

Fue un beso corto. Apenas dos segundos con sus labios pegados a los míos. Me recorrió una descarga eléctrica tan placentera que durante aquellos dos breves segundos el mundo pareció detenerse.

Al abrir los ojos, el peso de la realidad volvió a caerme encima. El miedo a su reacción, a que hubiera ido demasiado rápido, a que me rechazara… todo ello se apoderó de mí. Traté de serenarme, y levanté los dedos de sus ojos demorando el final lo máximo posible. Ella los mantuvo un segundo cerrados, y los abrió con lentitud.

Al hacerlo, su mirada me dijo que no me había equivocado.

-Te quiero- le susurré.