miércoles, 14 de septiembre de 2011

Carta a partir de 50M.


No puedo parar de reírme. Estúpido, eso es lo que eres. Nunca sabrás la verdad, al menos no de mi boca. Pensé que habías notado algo de cómo eran las cosas en la realidad pero veo que estas completamente ciego. Trátame como a un peón; trátame como te han tratado a ti todo este tiempo; trátame como esa desconocida, esa desconocida que no pensabas que fuera a darte las prioridades de la amistad y que no te tendría como un conejillo de indias. Estúpido, estúpido, estúpido…

No voy a ir a llorarle a nadie, desde luego.

Contigo he descubierto en mi el famoso sentimiento que describen como <<…en ese momento deseas lo mejor para la otra persona, aunque te haga daño >>. Así que, por un lado me alegro, estoy bien… Pero de verdad es horrendo pensar cómo apartas de tu vida a las personas equivocadas. Es doloroso ver la manera falsa en la que te habla la gente. No es pena, más bien empatía. Ya qué más da. Olvídate de mí.

Persona que nunca conocí, conozco, conoceré.

En esta etapa de mi vida aún es confuso aclarar la idea de creer en el destino o no, pero, como éste tantas veces me ha demostrado, no sería de extrañar cruzarme contigo alguna vez. Entonces ignoraré ese instante, seguiré; y en apenas unos pasos más adelante sonreiré. Ya que, a fin de cuentas, fue una historia que nunca comenzó por culpa de una sucia mentira.

Te odio. Porque no te darás por aludido, porque considerarás mis palabras una basura. Porque no sabes considerar los sentimientos de las personas, los verdaderos sentimientos. Mis sentimientos.

Att: Producto de la rabia.


domingo, 11 de septiembre de 2011

M/T

Hace unos años podía observar la inocente estampa de una amiga que se enamora. El chico unos años mayor se la encuentra y charlan un rato. Pasan los días y él está pensando en otras cosas, ignorándola, pierde su oportunidad.

Tres años después me sorprende ver como vuelve sin esperanzas de no haber encontrado nadie en sus largos viajes, nadie que le quisiera, que le diera un pedazo de todo el cariño que ahora, después de todo este tiempo, sabe que ella le hubiese dado.

Lo lamento, pero a veces llegar tarde crea estas catastróficas repercusiones.