No
puedo parar de reírme. Estúpido, eso es lo que eres. Nunca sabrás la verdad, al
menos no de mi boca. Pensé que habías notado algo de cómo eran las cosas en la
realidad pero veo que estas completamente ciego. Trátame como a un peón;
trátame como te han tratado a ti todo este tiempo; trátame como esa
desconocida, esa desconocida que no pensabas que fuera a darte las prioridades
de la amistad y que no te tendría como un conejillo de indias. Estúpido,
estúpido, estúpido…
No voy
a ir a llorarle a nadie, desde luego.
Contigo
he descubierto en mi el famoso sentimiento que describen como <<…en ese
momento deseas lo mejor para la otra persona, aunque te haga daño >>. Así
que, por un lado me alegro, estoy bien… Pero de verdad es horrendo pensar cómo
apartas de tu vida a las personas equivocadas. Es doloroso ver la manera falsa
en la que te habla la gente. No es pena, más bien empatía. Ya qué más da.
Olvídate de mí.
Persona
que nunca conocí, conozco, conoceré.
En esta
etapa de mi vida aún es confuso aclarar la idea de creer en el destino o no,
pero, como éste tantas veces me ha demostrado, no sería de extrañar cruzarme
contigo alguna vez. Entonces ignoraré ese instante, seguiré; y en apenas unos
pasos más adelante sonreiré. Ya que, a fin de cuentas, fue una historia que
nunca comenzó por culpa de una sucia mentira.
Te
odio. Porque no te darás por aludido, porque considerarás mis palabras una
basura. Porque no sabes considerar los sentimientos de las personas, los
verdaderos sentimientos. Mis sentimientos.
Att:
Producto de la rabia.