jueves, 18 de octubre de 2012

Filosofía perfecta

Tuve una cita. El chico me resultó agradable e incluso guapo...
¿Qué? ¿Que intente hablarle de nuevo? 
Empezará pues una serie de catastróficas desdichas. Puede que nos gustemos, que empecemos algo serio. Quizá experimentemos algo de lo que se llama amor cuando de pronto descubriré que en el fondo no es así, no es tan listo o talentoso como creía; mueren entonces mis expectativas. Las suyas no serán menos. 
Antes o después, uno de los dos se cansa del otro. Miraremos atrás sin saber lo que ha pasado. Suceden lágrimas, discusiones y aparece el inevitable dolor.
Un desastroso desenlace.

Pero ahora es perfecto y no voy a estropearlo. Aquello fue increíble, lo será siempre. Porque no volveremos a vernos, jamás nos conoceremos más de lo que nos conocemos ahora... Fue una cita y en una cita se quedará.

Porque eres parte de mi filosofía perfecta.



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